Abstract
Si bien crisis significa oportunidad para el cambio, y el resultado de toda crisis dependerá siempre de cómo los actores sociales involucrados conjuguen oportunidades y apremios, la situación actual de los community colleges en Estados Unidos pone al 50% de la matrícula de los estudiantes de pregrado en el ojo de la tormenta. La bibliografía sobre educación superior suele presentar a estas instituciones destacando su carácter articulador—ya sea entre etapas educativas o actores sociales—o su carácter de tierra prometida de la educación, en la que la población de bajos recursos, las minorías o los inmigrantes encontrarán herramientas para lograr el mentado sueño americano. La realidad muestra, sin embargo, que los community colleges no escapan de las reglas generales que el corporativismo global ha impuesto sobre la educación en general: reducción del presupuesto educativo, flexibilización laboral de la planta docente, reestructuración interna en busca de una organización más eficiente en términos utilitarios.