Abstract
Durante la última década, México ha llevado a cabo un programa de reforma económica neoliberal que ha implicado que el Estado abandone el papel altamente intervencionista característico del periodo anterior a 1982. Este artículo examina la relación entre dichas reformas y la erosión de los dos pilares del autoritarismo mexicano: el corporativismo y el clientelismo patronal. A pesar de que la descomposición de los mecanismos autoritarios tradicionales de control político fue una consecuencia no prevista de las reformas del mercado anteriores a 1989, la administracíon de Carlos Salinas de Gortari buscó redefinir la naturaleza del autoritarismo mexicano, reduciendo el papel de las organizaciones sectoriales y estableciendo nuevos mecanismos de control clientelar. Si bien fueron exitosos en el corto plazo, el presente artículo sostiene que los nuevos arreglos son, por su naturaleza, menos estables.