Abstract
Este artículo revisa la participación de Chile en la XII Bienal de París en 1982 como un caso de estudio para el ingreso al arte contemporáneo, entendido como período artístico. Desde esta aproximación, se analizan los textos que acompañan el envío chileno como parte de una construcción de escena, donde las narraciones que sostienen la lectura de la escena como tal, son parte integral de este envío, así como un síntoma de la contemporaneidad en las artes visuales chilenas. A partir de este análisis, el articulo tensiona la incorporación del arte chileno a en un orden global, en el contexto de la dictadura militar (1973-1989).