Abstract
La incursión del microrrelato en la literatura infantil deja patente la facilidad de adaptación del género. El trasvase muestra cómo los elementos propios de las minificciones pertenecen también al mundo infantil. Aquellos, sin embargo, que son ajenos a la infancia, parecen haber encontrado un hueco fértil en el que germinar. La irrupción de estos elementos disruptivos en las ficciones infantiles trae consigo un cambio en el paradigma del lector. Mutación buscada en los últimos años en el panorama literario infantil. Se revitaliza así un ámbito, tradicionalmente depauperado e infravalorado.