Abstract
Los noventa y nueve “ramalazos” que componen Cuentos malvados son “un esbozo abstracto en la nada” sobre monstruos invisibles, angustiosos, capaces de hacer tambalear e incluso desmoronar los cimientos de la razón. Esos monstruos representan fobias, pesadillas nocturnas y diurnas, que remiten a diferentes rostros del mal. Así, las siete secciones desarrollan un particular monstruo metafísico (“El agua”, “Ángeles”, “Las voces”, “Arañas y mariposas”, “El espejo”, “Los cuentos” y “Dentro del laberinto”) en el que cada microrrelato se ofrece como una urna claustrofófica del mal para el personaje y el lector, atrapados en un laberinto sin salida.