Animales, Etología y Filosofía

Abstract
The question of animal subjectivity combines philosophical and ethological research. In this essay I have faced the problem with a philosophical ethology approach. I believe it is wrong to attribute subjectivity to conscience, for two reasons: 1. it is a petitio principii which does not explain the subjective condition; 2. does not consider the high subjectivity of the unconscious. If consciousness is like a light that illuminates cognitive processes, subjectivity, as result of the individual's inner world, precedes consciousness. My proposal is based on a new model of animality that challenges the Cartesian vision of animal machine, governed by automatisms. The innate and learned endowments must be considered tools, available to the individual, not automatisms that move him. This means applying a schema model as opposed to the traditional associative model. This transformation makes the individual user and not a slave to his endowments. The scheme model, like the map of a city, allows more functions and gives the individual the possibility to generate new uses to face novelty situations. It also responds to Morgan's canon of parsimony, because it allows the use of the same device for multiple functions and as a heuristic to make targeted attempts in solution processes. Subjectivity is then the ability to immerse oneself in situations, using endowments as tools to enter into a relationship with the world. Subjectivity is Heidegger's Dasein, an ontological quality that characterizes animality. This quality arises from the desiring nature of the animal, which continually leads it to enter into a relationship with its surroundings, hybridizing with external reality. Desire arises from the condition of "being a body" and cannot be assigned to a particular body function. Being desiring makes the animal an entity in continuous transformation, never thinkable in a static way, because it always tends to overcome itself. La cuestión de la subjetividad animal concierne a la investigación filosófica y etológica por igual. En este ensayo he enfrentado al problema desde un enfoque etológico filosófico. Creo que es incorrecto atribuir subjetividad a la conciencia, por dos razones: 1. es una petición de principio que no explica la condición subjetiva; 2. No considera la alta subjetividad del inconsciente. Si la conciencia es como una luz que ilumina los procesos cognitivos, la subjetividad, como resultado del mundo interior del individuo, precede a la conciencia. Mi propuesta se basa en un nuevo modelo de animalidad que desafía la visión cartesiana de la máquina animal, regida por automatismos. Las aptitudes innatas y aprendidas deben ser consideradas como herramientas, disponibles para el individuo, y no como automatismos que lo mueven. Esto significa aplicar un modelo de esquema en contraposición al modelo asociativo tradicional. El modelo de esquema convierte al individuo en usuario y no a un esclavo de su dotación. Este modelo es como el mapa de una ciudad, en cuanto habilita más funciones que le otorgan al individuo la posibilidad de generar nuevos usos para enfrentar situaciones novedosas. También responde al canon de parsimonia de Morgan, porque permite el uso del mismo dispositivo para múltiples funciones y como heurística para realizar intentos específicos en procesos de solución. La subjetividad es entonces la capacidad de sumergirse en situaciones diversas, utilizando la dotación como herramientas para entrar en una relación con el mundo. La subjetividad es el Dasein de Heidegger, una cualidad ontológica que caracteriza a la animalidad. Esta cualidad surge de la naturaleza deseante del animal, que lo lleva continuamente a entrar en relación con su entorno, hibridándose con la realidad externa. El deseo surge de la condición de "ser un cuerpo" y no puede asignarse a una función corporal en particular. Ser deseante convierte al animal en un ente en continua transformación, nunca pensable de forma estática, porque siempre tiende a superarse a sí mismo.