Abstract
El dramaturgo cubano José Triana ha publicado obras que escenifican crímenes intrafamiliares cometidos a través de rituales afrocubanos, que exploran al máximo las posibilidades físicas y sonoras de la palabra, dando mayor relevancia a la “poesía del espacio” (Artaud) que al lenguaje verbal. El presente trabajo se propone examinar en Medea en el espejo (publicada en 1960) y La noche de los asesinos (publicada en 1965)las maneras en que la violencia responde a una búsqueda estética de Triana, la cual pone a dialogar el programa de Artaud con las prácticas religiosas africanas. Si bien otros estudios ya han examinado continuidades con el teatro de la crueldad, aún no se ha atendido a los signos de la puesta ni se ha abordado dicha apropiación de Artaud en Medea en el espejo. Mediante un examen del texto dramático y de la virtualidad del texto espectacular, intentaremos observar que estas representaciones de la crueldad pueden ser leídas como un acto de emancipación del poder racista, masculino y occidental. Sus elecciones estéticas —la recuperación del archivo negro, el predominio del cuerpo sobre la palabra y la ambigüedad discursiva— forman parte de una operación política de Triana, quien responde a los debates sobre la función social del teatro mediante obras que se resisten a la homogeneización y la colonización.