Abstract
Este trabajo tiene como propósito proponer una idea de justicia afectiva como condición para hacer habitable la escuela. Se parte del supuesto que en el mismo momento que los estudiantes pasan por las aulas de las instituciones escolares, se dan forzosamente procesos de subjetivación, elementos micropolíticos que han posibilitado la apuesta por lo considerado valioso frente a lo que no lo es y, al hacerlo, han distribuido de forma desigual las relaciones de afectividad, reconociendo el éxito de algunos frente al fracaso de muchos otros. Una justicia afectiva refiere la habitabilidad hospitalaria del espacio escolar, la separación de la lógica del rendimiento de las diversas formas de ser y estar en el mundo, donde cabe el desacuerdo, el conflicto y la diferencia radical. Construir una micropolítica escolar capaz de hacer esta distinción, favorecerá la afectividad de los estudiantes y, con ello, la oportunidad de sentirse bien recibidos en el espacio escolar.