Abstract
El nombramiento de nativos en el puesto de “procurador general de naturales” por las autoridades de las audiencias de Lima y Cusco, a partir de mediados del siglo XVIII, suscita varias interrogantes. Por ejemplo, cuáles fueron el perfil y la cultura legal de los elegidos y qué repercusión tuvo ello en su desempeño jurídico. Este texto analiza el surgimiento de la etapa indígena de la procuraduría y resalta el rasgo letrado de los procuradores, a la vez que marca la diferencia entre Cusco y Lima en cultura legal indígena y control político.