Abstract
Las diferentes implicaciones del hombre de ciencia en su pretensión por dar cuenta del contexto que le rodea y al cual pertenece, ha dado paso a una racionalidad ya no como certeza de la representación sino como evidencia de su instalación. De ahí que este artículo busque dar cuenta del oficio del sociólogo, asumiendo los nuevos desafíos disciplinares a partir del abordaje de un itinerario cimentado en la noción de reflexividad como actitud creativa, revolucionaria y polémica. Es así como se intenta esclarecer las exigencias, apuestas y potencialidades de la reflexividad sociológica, donde el sujeto se instala en la realidad que emprende y (auto)reflexiona de manera concomitante mientras reflexiona sobre otros, convirtiéndose también en objeto de su propia observación; entendiendo además que el acontecimiento abstraído como hecho objetual está en íntima relación desde dónde, cómo y para qué observa. En consecuencia, reconoce que no existe un universo totalmente determinista, debiendo mantener una actitud vital y una disposición disciplinar para devolverle la viveza, resonancia y profundidad al mundo social.