Abstract
El artículo examina las invasiones de ganados pertenecientes a blancos y mestizos y su afectación en los sembradíos que tenían los indígenas al interior de los resguardos del nororiente del Nuevo Reino de Granada en los siglos XVII y XVIII. Era esta una expresión de las complejas relaciones interétnicas entretejidas en torno a aquellos territorios ocupados por los nativos y una prueba fehaciente de la porosidad de las fronteras entre estos espacios y el mundo externo caracterizado por una alta densidad de población libre. Amparados por la política proteccionista diseñada por la Corona, los indígenas afectados no dudaron en hacer valer sus derechos y en acudir a los recursos legales para exigir las debidas indemnizaciones y, de manera extraordinaria, se les autorizó para que tomaran las represalias del caso a través de la posibilidad de incautar y disponer de los semovientes intrusos. En otros casos, fue posible también observar algunas iniciativas de acuerdos formales entre las partes.