Abstract
Parménides había escrito que “hay [ser] y no es posible no ser” (fr. 2. 3) y, en consecuencia, “es necesario existir absolutamente, o no” (fr. 8. 11). El carácter absoluto de esta tesis excluye toda posibilidad de que algo que no es, sea, puesto que “nunca se impondrá esto: que haya cosas que no son” (fr. 7. 1). Pero ocurre que el diálogo, fundamento de la filosofía, supone opiniones enfrentadas, incluso contradictorias, y, según la interpretación de Parménides que se tiene en la época de Platón, y que él comparte, toda negación supone contrariedad, y si una tesis dice las cosas tal como son, su contradictoria diría “lo que no es”. El objetivo principal del Sofista es, precisamente, justificar la posibilidad del discurso falso, a pesar de que diga “lo que no es”. Y para ello debe relativizar la noción de no-ser absoluto de Parménides y transformarlo en “no ser lo mismo que... X”, o sea, “ser diferente de...”: un discurso falso dice algo “diferente” de lo que es. Pero este no-ser en tanto que diferente sólo tiene vigencia predicativa. Ontológicamente, el no-ser absoluto no existe, y Platón admite implícitamente que Parménides no estaba equivocado.