Abstract
El signo de los tiempos indica una crisis existencial en la cultura occidental que se presenta, primero, hay una discontinuidad entre la experiencia subjetiva y el mundo, que a su vez se despliega en el mundo, específicamente en las problemáticas descritas en su dimensión ecológica y productiva. Por otro parte, hemos sido testigos del desplome de las narrativas que pretendieron cohesionar el mundo en un relato universal. En ese estado de cosas, este texto plantea la necesidad de incorporar narrativas capaces de actuar en todos los niveles de profundidad en los que opera el problema que aqueja a la humanidad contemporánea. Por ese motivo se revisarán los alcances ontológicos descritos en un soneto del poeta italiano Francesco Petrarca para conocer el estatuto de la humanidad en la cosmovisión del Renacimiento, gracias a la comprensión de su órgano primordial que es el corazón, el hegemonikon. Gracias a esto Occidente tiene la oportunidad de incorporar esta pieza perdida en la historia, lo cual proveerá nuevos materiales que provienen de una cosmovisión en la que lo humano estuvo arraigado al cosmos, todo para responder a un problema que es primeramente ontológico, es decir, que interroga la naturaleza y los alcances de la humanidad.